No conocía la obra de María
Acaso más que de oídas y con motivo de la
reflexión que hemos hecho en Educafé he tenido la oportunidad de leer varias de
sus obras (El aprendizaje de lo inesperado, Pedagogías inivisibles, La educación artística no son
manualidades, y el libro que ahora nos
ocupa). También he consultado en varias
ocasiones su página web http://www.mariaacaso.es/ y su blog http://mariaacaso.blogspot.com.es/).
La inmersión ha sido casi total. Sólo me
falta conocerla.
He de confesar que en un primer
momento su discurso proveniente del mundo del arte y de la educación universitaria me resultaba difícil de acercar o adaptar a
otras asignaturas y disciplinas de la educación secundaria. Pero las conexiones entre el arte y la educación pronto aparecen ya que ambas coinciden en ser escenarios donde plantear y resolver interrogantes, problemas de forma creativa,He de confesar que
a veces disentía y me enfadaba con algunas cuestiones que leía (¿Quién dicta
apuntes hoy día a sus alumnos en secundaria?) pero a medida que me he ido empapando de su lenguaje y quedándome
con lo sustancial, he llegado a comprender sus ideas rEDUolucionarias identificándolas
con las que laten en muchos de nosotros y no dejo de anhelar también su utopía. Creo en la utopía como una de las principales sinergias
del cambio de paradigma.
¿Qué me gusta de sus ideas? Es una voz muy proactiva que nos alerta que cuando
el aburrimiento se instala en nuestras aulas el aprendizaje no es posible
porque este sólo ocurrirá cuando el alumno se sienta enganchado o apasionado con
lo que hace. Nos avisa de que si lo que ocurre es simulacro y no pura vida no
habrá ni placer, ni aprendizaje. Lógicamente María no se limita a subrayar lo
que no funciona sino que nos propone varias transformaciones donde por ejemplo,
lo narrativo debe suplantar a lo
descriptivo. El lenguaje audiovisual debe estar junto al alumno pero no sólo
el canónico sino también aquellos discursos que estando en el margen de lo
normativo resultan más cercanos y vivenciales a nuestros chic@s, siendo la alfabetización visual desde una conceptualización una de las metas de la educación que arranca en las etapas más tempranas. Lo
autobiográfico en el aula diluye la parte de simulacro y consolida un
aprendizaje real. La gamificación con su
aporte lúdico conseguirá su participación placentera y el trabajo por proyectos será la forma
ideal de mediar en el aprendizaje siempre y cuando desemboquen estos proyectos
en la realidad.
Garbiñe Larralde y yo preparamos
este capítulo IV, y para demostrar que dos personas que leen el mismo capítulo
extraen ideas distintas nos retamos a hacer un vídeo –un vídeo vale más que mil
palabras-. En él debíamos exponer tres objetos que llevamos en nuestra
maleta educativa. Yo os dejo aquí el mío donde intenté desde lo autobiográfico,
desde el humor y con un lenguaje audiovisual explicar por qué en mi maleta educativa llevo siempre un álbum de fotos, un tenedor y una avioneta.
El vídeo de Garbiñe es más poético y podría considerarse un haiku visual . Dos visiones muy diferentes sobre el mismo hecho educativo.
Después de ver los vídeos quisimos generar un diálogo con el resto de educafeteros usando como detonante una escena prodigiosa de una película española verdaderamente excelente: Amanece que no es poco. La elegimos porque Don Roberto, un maestrillo de escuela provinciana de hace al menos cincuenta años, lucha denodadamente por la libertad en su escuela. Seguro que Don Roberto también asistiría hoy día a las tertulias de Educafé.
Después de ver los vídeos quisimos generar un diálogo con el resto de educafeteros usando como detonante una escena prodigiosa de una película española verdaderamente excelente: Amanece que no es poco. La elegimos porque Don Roberto, un maestrillo de escuela provinciana de hace al menos cincuenta años, lucha denodadamente por la libertad en su escuela. Seguro que Don Roberto también asistiría hoy día a las tertulias de Educafé.
Esta
actividad desembocó en una tertulia en la que finalizamos dirigiéndonos a una
cuerda donde estaban tendidos veinte deseos para la educación en nuestros días.
Los míos eran
los siguientes:
1.- Creer no sólo en la realidad de nuestros alumnos sino en las posibilidades de todos ellos.
2.- Las familias y alumnos tienen que intervenir más activamente junto al profesorado en diseños de aprendizaje.
3.- Que los claustros sean más autónomos y creativos. Profesores ideando, programando y trabajando juntos. Equipos directivos centrados en liderazgos pedagógicos
4.- La proliferación de grupos de profesores de distintos centros, disciplinas... con ganas de cambiar el mundo fortaleciéndose y enriqueciéndose.
5.- Ser capaces de ayudar a desarrollar el talento de nuestros alumnos pensando que el talento es el resultado de un proceso donde aprenden a tomar decisiones llevándolas a la práctica.
6.- Que no haya un solo alumno que no encuentre un sitio adecuado en nuestras aulas.
7.- Espacios educativos tan agradables que den ganas de no salir de ellos.
8.- La conquista para nuestros alumnos de espacios más allá de nuestros edificios, dejando de estar confinados en ellos.
9.- Una sociedad más consciente e involucrada en la necesidad de cuidar, educar a los niños y jóvenes.
10.- Ser más mediadores del aprendizaje y mucho menos sus medidores.
Los de Garbiñe:
¿Y los tuyos? Piensa uno y tuitéalo.
Los de Garbiñe:
1.- Que horarios y calendarios se organicen con tiempos suficientes para que los alumnos desarrollen proyectos complejos.
2.- Disponer de salas amplias y abiertas donde proponer actividades de aprendizaje a los alumnos.
3.- Contar con tiempos lectivos suficientes para pensar, compartir, idear, crear junto con otros compañeros.
4.- Que en la escuela el error se reconozca y valore como forma de promover el ensayo y la creatividad.
5.- Que la diversión, la iniciativa, las ganas de crear entornos de aprendizaje vivos y alegres se apoderen de la escuela.
6.- Que seamos capaces de revisar de forma crítica nuestro trabajo y el de nuestros alumnos proponiendo cambios y mejoras, siempre proponiendo...
7.- Que asumamos lo que nos toca (lo de los demás es imposible que lo arreglemos)
8.- Diseñar las experiencias de aprendizaje creativas, divertidas...
9.- Que quien manda nos deje hacer (que ya somos mayores)
10.- Continuar embarcada en aventuras como esta y seguir experimentando y aprendiendo, cada día.
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